“Yo entiendo que hay una ruta de atención, pero en ocasiones esta no es eficiente, sin embargo, creo que hay que tener en cuenta que son muchos los que necesitamos utilizar estos servicios”, dice William Quiroz, frente a la mala prestación en el servicio de salud en Santa Marta. Su declaración es sustentada por la romería de usuarios tirados en pasillos, andenes y parqueaderos de la clínica.
Mínimo un mes deben esperar los usuarios del sistema de salud de la ciudad dos veces santa, para recibir una consulta médica general y posterior a esto, ser atendidas por un especialista. A esto se suma, el descontento de otro grupo de usuarios inconformes con la atención que prestan las promotoras de salud, ya que en ocasiones reciben información errada para reclamar medicamentos o algún resultado médico.
“Si por allá llueve, por acá no escampa”, es lo que concluyes cuando escuchas a Flor María Agudelo: “Me siento decepcionada del servicio y he visto como en los últimos años ha cambiado la atención, yo vengo de Bogotá, una ciudad donde lo trataban a uno como un objeto y hace 22 años que estoy viviendo aquí en Santa Marta y al principio lo atendían a uno muy bien y todo oportuno, pero ahora es diferente, todo es una demora y un protocolo y los médicos ni lo miran a uno a la cara cuando están en la consulta”.
Lo anterior es incoherente frente a lo que expresa la Organización Mundial de la Salud (OMS): “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. Según esto, el derecho a la salud incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente.
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