Día a día la angustia se apodera de los pobladores del corregimiento de Guáimaro, jurisdicción del municipio de Salamina, al dormir y despertar con la misma incertidumbre de la erosión del rio Magdalena.
“Está más peligroso que nunca, todavía está socavando a millón. Si no se le pone la maquinaria hoy va a llegar hasta la otra calle” explica el líder comunitario José Luis de los Ríos. La administración municipal hizo presencia hace dos días, al parecer tiene pensado meter una maquinaria el jueves 19 de enero.
La socavación está inmensa y no da espera por eso la comunidad vive insegura, están en riesgo un promedio de cinco mil habitantes y más en estos 18 días del mes de enero que ya cayó la primera lluvia. “La administración dice que no tiene dinero para reubicar a las familias si llega a suceder algo” añade el líder José Luis, informando que la alcaldía municipal hace obras de mitigación pero no de impacto. Por eso le piden al gobierno Departamental y Nacional que intervengan porque no cuentan con los recursos necesarios para acabar de raíz con este problema.
El estado de las vías que comunica al corregimiento de Guáimaro con Remolino y Salamina es un viacrucis por los huecos, para los agricultores y ganaderos es caótico transitarse; hasta los animales sufren al cruzar las vías. A demás, la obra del Departamento de Prosperidad Social está paralizada desde hace 6 meses por problemas de licitación e irregularidades.
Guáimaro es azotado por el invierno y la violencia, sus habitantes son resilientes porque a pesar de todo, siguen adelante con su familia, trabajan arduamente para que la tierra que les queda no desaparezca. “La situación es pésima, no hay empleo, las tierras donde se cultiva están inundadas”, puntualiza el líder comunitario José Luis de los Ríos, esperando que algun gobierno y Unidad Nacional de Gestión del Riesgo atiendan su emergencia.
