Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Gabriel García Márquez, ubicados en forma de estatuas en sitios estratégicos de la ciudad, impactan. También llaman la atención, las estatuas humanas.
Precisamente en pleno Centro Histórico de la ciudad, Anthony Ibarra, samario que vivió en Barranquilla y hace años regresó a su tierra de origen, para echar raíces. Es reconocido como el “ángel guardián” que camina en las calles.
Anthony es artista urbano hace 20 años, para lograr los resultados, ha sido necesario que su cuerpo y mente se transformen, mejorando hábitos y no precisamente por los años, sino para estar a la altura de las exigencias de su oficio. Muchas personas cuando lo ven inmóvil en una esquina les llaman la atención que no se mueve, no parpadea, no habla, no se ríe y aguanta la respiración. Y se preguntan ¿Cómo logra esto?
Los artistas de calle no sólo son grafiteros, también están estos hombres con gran talento, disciplina y concentración para impactar con su personaje a los visitantes. Y aunque una monedita no es suficiente para el esfuerzo físico y mental que hace para mantenerse, es admirables su tenacidad y perseverancia.
Antony, en promedio se puede ganar unos 15 mil pesos diarios, trabajando desde las 8:00 a.m., hasta la noche; sobreviviendo a las condiciones climáticas, a los comentarios negativos de los transeúntes, que lo “mandan” a buscar un empleo formal. Sin embargo, él se siente orgulloso de su trabajo, inspirado por el amor de sus 3 hijas a quienes ha logrado sacar adelante, pagarle los estudios y enseñarles principios y valores.
“Me gustaría que la Secretaria de Cultura brindara oportunidades para ejercer nuestro arte, y nos hicieran partícipes de los eventos culturales que promueven en la ciudad”, manifiesta Anthony.