En la madrugada del lunes 6 de febrero, un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter sacudió el sudeste de Turquía y el norte de Siria. Nueve horas después, un segundo temblor de 7,5 se registró en el centro de Turquía. Por ello el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado este martes 7 de febrero el estado de emergencia en 10 regiones del país azotadas por los terremotos ocurridos y que han causado hasta el momento la muerte de más de 5.200 personas.
El estado de emergencia estará en vigor durante tres meses. Las autoridades de Siria y Turquía intentan rescatar a los heridos y desaparecidos. Sin embargo, las continuas réplicas y el frío, dificultan las labores de búsqueda. Los afectados aseguran que a muchos lugares todavía no ha llegado la ayuda. «Falta combustible, no hay agua, tampoco comida. Los repartos aún no han empezado porque las carreteras están cortadas por la nieve».
Hasta el momento, Ankara ha conseguido rescatar a más de 8.000 personas y ha registrado 3.549 muertos y 22.168 heridos, mientras que en Siria la cifra de fallecidos asciende a 1.712 y los heridos a 3.749. La Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que el número de muertos continúe aumentando hasta superar los 20.000.
