Golosín es un caballo moreno, con capul y ojos expresivos. Desde hace 12 años trabaja en un vehículo de tracción animal, su dueño es Pedro José Vega, un señor que ha dedicado su vida a trabajar con un carro mula. Su única familia son sus amigos con los que vive en el parque, entre el barrio arcoíris y privilegio en condiciones difíciles, porque ni cama para dormir tienen.
Hoy, con lágrimas en los ojos y voz entrecortada, mira el estado de desnutrición de su caballo y enfermo, relatando que desde hace tres meses Golosín bajó de peso, a tal punto que sus costillas son visibles y sus ojos están caídos. “Las cáscaras de guineo no le apetecen, el purgante que le di no tuvo efecto”, dice Pedro Vega, quien además ya no sabe qué hacer, porque no cuenta con recursos para que un veterinario lo revise y formule.
Toda su vida ha trabajado en carro mula. De eso depende su solvencia económica y su pan diario. Ese es su empleo, porque muy poco sabe escribir y leer, y no tiene oportunidad laboral donde aplicar. “Hace años asistí al censo de caballos para que el Distrito me diera un motocarro por la prohibición de los animales para cargas pesadas, pero no me dieron nada, eso quedó ahí”, asegura Pedro, por eso siguió trabajando con Golisín.
En estos momentos el caballo está a disposición de ser adoptado. Pedro solicita ayuda para que pueda aplicar a una moto carro para seguir rebuscándose el bocado del día a día. Si usted sabe con quién puede comunicarse para el trámite no dude en contactarlo al número 300-4478283 o por medio de Voces 89.4 F.M
