Trompadas, patadas, piedras, palos, puñaletas, cuchillos y otras armas rodaban en disturbios en los barrios del sur del y del norte de Santa Marta, sobre todo en Pescaito, El Pando y en la Vía Alterna. Esto dejó heridos y muertos, a pesar de que antes se habían adelantado procesos de reconciliación entre las personas que entraron en disputa.
Los participantes en su mayoría eran los jóvenes que se citaban para enfrentarse y agredirse con piedras, machete y palo. Desafortunadamente estos hechos causan estragos en la ciudad. La comunidad se alarma y corre a salvaguardar su vida para no ser agredidos. Los negocios cierran, sus ventas disminuyen. El tráfico se vuelve caótico y las autoridades piden refuerzo para controlar el desorden público.