El barrio Villa Tabla entre la Vía Alterna, la vía férrea y una cantidad de escalones de colores, no tiene las características clásicas de una “villa”, que es sinónimo de parques, jardines, sana convivencia entre los habitantes y servicios públicos; por el contrario, villa tabla no solo vive entre ellas sino que tiene precarias condiciones de infraestructura, educación, salud y servicios públicos, que, por cierto, son considerados públicos cuando el Gobierno los provee. Y la crisis existencial y padecimientos que viven las personas con discapacidad, según el censo realizado por la líder Carmen Orozco, el barrio tiene 9 personas en estas condiciones.
La comunidad no disfruta de una calidad de vida digna, la luz es comunitaria y el transformador lo adquirieron los residentes con sus propios recursos, les tocó meterse la mano al bolsillo; no cuentan con el servicio de gas y el agua es motivo de pelea cada lunes, miércoles y viernes que llega el carrotanque a suministrarles agua no potable; “es duro subir agua en los cerros con pimpinas llenas y más a las 12:00 del mediodía que el sol este templao” expresa la moradora Roxana. Y más duro cuando se explota el transformador que tienen que pensar en hacer recolecta para solucionar el daño o comprar uno que no es nada barato, hablamos de millones para una población que tiene un trabajo informal y tratan de subsistir.
La líder social Carmen Orozco, en su tarea comunitaria involucró a los jóvenes del barrio, algunos de ellos consumidores de sustancias psicoactivas, aceptando el llamado en participar con la transformación social y ambiental del entorno pintoresco, ellos cedieron el espacio que antes usaban para fechorías, y se destinó a la construcción de un parque ecológico con la finalidad de cambiarle la fachada a la entrada de Villa Tabla y ofrecerles a los infantes un lugar recreativo especial para ellos. En este lindo proceso los jóvenes se sumaron para ayudar a cambiar la imagen de inseguridad del barrio, un flagelo que por tanto años los ha estigmatizado y excluido.
En cuanto a la educación, la institución más cercana esta en Pescaito, los padres con sus hijos deben cruzar la vía alterna para poder brindarle una formación al alcance de sus posibilidades. La líder Carmen, hace un llamado a la administración, asegurando que los residentes requieren de un empujoncito para salir del estado de mendicidad en la que habitan.
