Durante muchos años grandes escuelas deportivas entrenan en la cancha de tierra del barrio Galicia, allí niños y jóvenes han sido formados deportivamente y adultos aprovechan este lugar para recrearse en horas nocturnas después de una extensa jornada laboral; sin embargo, esto generó molestias en los vecinos porque el balón se salía de la cancha arrematando contra una ventana o puerta, incomodando a los propietarios.
Ante la gran afluencia y uso constante de los aficionados al fútbol, la cancha estaba desgastada y bastante “trajinada”, razón por la cual; las escuelas deportivas, comunidad y Junta de Acción Comunal decidieron meterse la mano al bolsillo donando un ladrillo, cemento o arena con la finalidad de levantar paredes para acabar con la salida del balón de la cancha, y retribuirle a este emblemático escenario deportivo lo que durante tantos años le regaló a la comunidad alegría, gritos, entusiasmo, familiaridad y esperanza cada vez que se debatía un partido de fútbol .
El trabajo social que el barrio viene realizando es positivo, con el propósito de seguirle brindado a los niños y jóvenes un escenario deportivo óptimo en seguir preparándose y alcanzar sus metas futbolísticas y personales, ya que el representante legal de la Academia Europea, fundada desde el 2006 es una escuela con más de 140 jóvenes que asistente de distintos barrios aledaños a Galicia, y se interesan en brindarle una oportunidad a estos menores, “son niños que le estamos restando a la delincuencia,” indica Ariel.
Este ladrillo- tón como ellos lo han llamado busca mejoras en las condiciones e infraestructura del espacio, evitando discordias entre los vecinos cada vez que un balón les pega a las ventanas de sus hogares. El proyecto intenta sensibilizar a la gente, “la unión hace la fuerza”, recalca Sugey Noya. No se puede acabar el servicio que se presta en la cancha y mucho menos dejar de apoyar esta obra social del barrio.