El Sábado Santo contemplamos a Jesucristo en el sepulcro y su descenso al abismo. Es el día del silencio después de su muerte en la Cruz.
El Sábado de Gloria recordamos especialmente a María, tras la muerte de su hijo, por lo que es un día de luto y tristeza, destinado al silencio y dolor, así como lo hicieron en el sepulcro María y los discípulos.
Durante esta jornada, los seguidores de Jesús velan junto al sepulcro en silencio.

Es un momento de espera para el gran festejo que se llevará a cabo horas más tarde: la Resurrección de Jesús.
Cuando anochece este día, empieza la principal celebración, después del luto llega la esperanza y alegria porque se da inicio a la vigilia pascual.
Esta noche nos salva por su Hijo.