Más allá de discursos religiosos bonitos, ritos rancios y fanatismos en el templo, los oyentes de Voces de manera vivencial, celebraron en las calles de La Candelaria (parroquia de todos los oyentes), el Santo Viacrucis en el amanecer del viernes santo.
Fue algo maravilloso, porque los feligreses dirigieron las estaciones del acto piadoso, y aterrizaron el mensaje de fe a la realidad del barrio y de la ciudad. De esta forma hubo oración por los desempleados; por los jóvenes, por los niños, por los enfermos; por la paz y por todas las situaciones que generan violencia y pobreza en la sociedad.

