Es más que una simple cruz de ceniza en la cabeza. Es un proceso serio de conversión, que significa un retorno al amor de Dios. Así empezamos Cuaresma los creyentes que vamos al templo y el sacerdote nos impone la ceniza en la frente o en la coronilla y nos dice: “conviértete y cree en el evangelio”, o también “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”.
De esta forma la Iglesia, siendo fiel al mandato del Señor ha vivido la práctica de unos días de penitencia y, en el tiempo presente -sobre todo en cuaresma-, anima a los fieles a vivirla con fe. Vamos a tomarnos esta Cuaresma en serio y busquemos el amor de Dios, de quien seguramente nos hemos apartado a causa del pecado.
Son días de abstinencia. Un período para apartarnos de aquello que nos aleja del amor de Dios; por ello compartimos con nuestros oyentes algunos puntos clave sobre la abstinencia, son actitudes que debemos guardar en estos cuarenta días de preparación a la Pascua, o sea, a la Resurrección de Jesús:
- Abstinencia: Desde los 14 hasta 18 años obligación de guardar la abstinencia de carne o de otro alimento todos los viernes del año, salvo si coincide con solemnidad, y también el miércoles de Ceniza.
- Abstinencia y Ayuno: Desde los 18 hasta los 59 años cumplidos obligación de abstenerse de comer carne u otro alimento los días indicados anteriormente, y también de ayunar el miércoles de ceniza y el viernes santo.
- Abstinencia: Desde los 59 años de edad desaparece la obligación de ayunar, pero subsiste la obligación de abstenerse de la carne u otro alimento.