Un sacerdote en presencia de algunos fieles preguntó a Monseñor José Mario Bacci: ¿“Cómo se siente entre nosotros”? Él respondió con la tranquilidad que le caracteriza: «Estoy feliz de vivir la misión en esta tierra dos veces santa y en cada rincón de la Diócesis. El Señor me ha enviado a esta tierra y he venido en cordial obediencia. A lo largo de estos 3 años he sentido muy de cerca la acogida cariñosa de los sacerdotes y el respeto y la cercanía de los fieles… espero, en los años por venir, que el Señor sea mi fortaleza y mi esperanza, y que la acción del Espíritu me acompañe para ser instrumento suyo en la transformación misionera de la Diócesis de cara a sus 500 años de existencia en el año 2033”.
«Viene bien tener esto en cuenta para encomendar a Monseñor José Mario, con motivo de su tercer aniversario de ordenación episcopal, y de paso a la Diócesis de Santa Marta. Por ello en la Catedral Basílica Menor – El Sagrario y San Miguel, habrá una Eucaristía, hoy sábado a las 5:00 de la tarde, por Monseñor Mario Bacci. “Pasemos la voz e invitemos a la tía, al primo, al compañero de trabajo, a la pareja y todos los creyentes que encontremos en el camino, de manera que esta Eucaristía sean una oportunidad para rodear al obispo en acción de gracias por su entrega y fidelidad al ministerio confiado”, expresó el P. Jorge Martínez, Vicario de Pastoral.
A propósito, el papa Francisco expresa: “la fuerza del obispo —hombre de oración, en medio del pueblo y que se siente elegido por Dios — contra el Gran Acusador es la oración, la de Jesús sobre él y la propia”. Esto quiere decir que, nos vemos a las 5:00 de la tarde en La Catedral pues, el mejor regalo para Monseñor Bacci hoy, es una oración ferviente, para que siga pastoreando a nuestra Iglesia de Santa Marta, de acuerdo al Corazón de Dios.
Es importante orar por el obispo, para que siga siendo presencia de Dios entre nosotros, signo de la unidad diocesana, de manera que, en esta Etapa del Discernimiento, previa al Plan de Pastoral, todos seamos uno a imagen de Jesús y el Padre todopoderoso (Juan 17, 21).