“Cuando cobraba la quincena, se perdía tres y cuatro días tomando”, dice la esposa. Ella empezó a escuchar Voces 89.4 F.M., dejaba el radio prendido mientras hacía los oficios de la casa. El esposo al principio se enojaba, decía que la programación le aburría. Un día en medio de una depresión escuchó hablar sobre la importancia de romper con los vicios y le quedó sonando.
Luego escuchaba la emisora de vez en cuando, hasta que un martes por la tarde disfrutó un programa de vallenatos y se quedó pegado para siempre. Al mes ya no sólo escuchaba vallenatos viejos, sino la Hora de la Misericordia y otras franjas pastorales que le han ayudado a ser buen cristiano y buen ciudadano. Al principio le costaba participar en la Eucaristía, aunque cada domingo acompañaba a la esposa y se quedaba en la tienda de esquina tomando cerveza.
Este valiente hermano relata su sorprendente testimonio, sobre cómo Dios lo sanó y lo liberó de una terrible adicción al alcohol a la cual llevaba unido 21 años. Ya últimamente le pegaba a la esposa y gritaba a sus hijos, había recibido amonestaciones repetidas a punto de perder el trabajo; por otro lado, su esposa pedía al Señor por él, y ahora en el Aguinaldo para Voces se declaró invicto sobre la botella, ganador de la pelea contra el licor.
Su esposa le pidió que asistieran a un ayuno en la emisora, y él aceptó. Fue en aquel lugar donde Dios se reveló a su vida, le dio sanidad y liberación. Hoy día con sus vecinos tienen un lindo Fogón de Oración y durante estos días de adviento están rezando la novena de navidad que entregó la Diócesis de Santa Marta para preparar el Plan Pastoral Diocesano.