“Papá, papá… la señora de la Iglesia va bailando en la comparsa”, dijo un niño el sábado de carnaval mientras jugaba en la puerta de su casa al pasar la comparsa de la Parroquia Nuestra Señora de La Candelaria en la Batalla de Flores. Su padre además de ver a María Reyes, se percató de la participación de Silvia, Gabriel, Sol y Alvarito en dicho evento. Este último es acólito en la Eucaristía dominical.
¿Qué tal una parroquia participando en la Batalla de Flores de Santa Marta con una comparsa? Seguramente algo nunca antes visto en la ciudad. No es una inocentada, mucho menos una excusa para la ingesta de licor o para justificar el desenfreno en el que algunas personas caen en estos cuatro días. ¡Nada de eso!
Es sorprendente ver hombres y mujeres de los barrios María Eugenia, Pastrana, Primero de Mayo, Las Américas, La Concepción, La Floresta y otros sectores en medio de cerros derivados del Ziruma, el sábado en plena calle 30 – sector suroccidente de la ciudad, con el sol templado bailando en la Batalla de Flores.
Esas mismas personas las que rezan el Padre Nuestro, el Ave María, dan catequesis, levantan las manos en la Eucaristía y han descubierto el amor de Dios en la Parroquia de La Candelaria. Tengamos en cuenta que el Carnaval es cultura popular. Pues, por medio de la cultura humanizamos los procesos orientados al mejoramiento de la calidad de vida en Santa Marta.