unkwimake y Katanzama. Dos denominaciones lejanas y cercanas a la vez. Lejanas por la escritura, ya que es inusual combinar en el castellano la “b” con la “w”, la “k”; pero próximas, debido a que están en nuestro contexto geográfico. Ambas son comunidades indígenas ubicadas en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La comunidad indígena Arhuaca de Bunkwimake desciende de la cultura precolombina Tairona, ubicada al margen del río Don Diego. Su economía se basa en la agricultura, especialmente en la producción de cacao.
Katanzama está entre Don Diego y Palomino, en la Vereda de Perico Aguao, kilómetro 60 vía Santa Marta – Riohacha (troncal del Caribe). El resguardo es accesible en carro o a pie por medio de una caminata de nivel de dificultad bajo que no toma más 30 minutos desde la carretera principal.
Lo bueno es que La Caja de Compensación del Magdalena (Cajamag) hace a estas comunidades más cercanas y atendidas integralmente, a través del programa “Jugando Aprenden”, a través del cual promueve el rescate de los juegos tradicionales como herramienta pedagógica, mientras brinda apoyo nutricional a la primera infancia indígena, con un enfoque innovador que articula la cultura, el juego y la nutrición para fortalecer el desarrollo de la primera infancia.

Esta estrategia fortalece el aprendizaje desde las costumbres ancestrales, fomentando el vínculo entre la educación y la identidad cultural. Además del componente lúdico-educativo, Cajamag atiende a niños con bajo peso, resaltando compromiso con la salud y el bienestar de los menores. “Ha sido una gran experiencia y oportunidad”, expresó Diana de Armas, coordinadora del programa, quien resaltó la receptividad de las autoridades indígenas frente a la implementación de esta iniciativa. “Seguimos fortaleciendo el desarrollo integral desde la cultura, el juego y la alimentación”, añadió.