Un saludo sencillo y fraterno de gratitud y aprecio por cada uno de Ustedes con ocasión de este paso de año.
En medio de exigencias y desafíos que enfrentamos y que nos debe exigir a fondo a todos hasta que la misión consuma toda nuestra vida, quiero expresar a todos admiración y reconocimiento por su servicio y su entrega.
Un saludo también especial a sus familiares y comunidades parroquiales.
Viene el Año de la Escucha en el inicio del camino de construcción, en sinodalidad, de nuestro nuevo plan pastoral diocesano. Habrá mucho trabajo. ¡Así que, manos a la obra todos!